¿Has notado que tu niño tiende a rascarse mucho? ¿Suele tener zonas irritadas? ¿Su piel es muy sensible y seca? Probablemente estés ante un caso de piel atópica. Tranquilo, aquí descubrirás todo lo que debes saber para tratar esta afección de la forma adecuada.
A pesar de ser una afección poco conocida, un gran porcentaje de menores sufren de esta dolencia. Las cifras lo demuestran en los estudios pues alrededor de un 20% de los niños la sufren, además cada año el número de bebés y niños menores de 5 años que tienen dermatitis aumenta.
Un dato que alivia a muchos padres es saber que generalmente suele desaparecer conforme van creciendo, nadie desea que su pequeño tenga una condición de estas características de por vida.
En cualquier caso es importante conocer todo lo que hay detrás de esta enfermedad para saber cómo afrontarla sin miedo, y tener todas las herramientas necesarias.
Índice del artículo
¿Qué es exactamente la piel atópica?
Una piel sana tiene una barrera natural frente a los alérgenos y contaminantes exteriores activa que protege al organismo de todo tipo de ataques.
En el caso del eccema atópico esta barrera está dañada, motivo por el cual no se dispone de los aminoácidos y lípidos esenciales que se encargan de impedir la penetración de contaminantes en la epidermis.
Esta situación de desprotección causa en el afectado una sensación alarmante de piel seca y muy sensible, con unos picores fuertes que no cesan ni se ven disminuidos a menos que se rasque la zona afectada.
En este artículo te explicamos cómo aliviar el picor en la piel atópica.
El rascado es muy difícil de controlar, sobretodo en bebés. El problema de esta acción viene a raíz de que al tratarse de una dermis muy vulnerable, las capas más externas quedan aún más expuestas y con mayor riesgo de sufrir infecciones.
Esto que se acaba de describir sería el ciclo del eccema atópico o los famosos brotes, en los cuales se pueden diferenciar varias fases:
- Disfunción de la barrera natural de la piel
- Aumento de la sequedad
- Irritación provocada por la sequedad
- Inflamación de la zona afectada
- Picor intenso con su consiguiente rascado
- Posible infección en la zona dañada
Como se puede ver, es un proceso que no empieza directamente con la picazón, por este motivo es interesante detectar los primeros síntomas para evitar acabando con una infección indeseada y que traiga más problemas de los ya existentes.
Respecto al origen o causa de la dermatitis aún hoy día no se ha llegado a una conclusión clara, de la misma forma que no han dado con la cura si no con remedios paliativos.
Pero después de varios estudios muchos médicos afirman que hay determinadas situaciones que implican más riesgo a la hora de sufrir esta condición:
- Clima y contaminación. Se ha hallado una relación bastante directa entre la aparición de eccema y los climas fríos o con mayor contaminación ambiental.
- Edad de la madre. Las mujeres que suelen quedarse embarazadas a una edad avanzada tienden a tener mayores riesgos durante el embarazo así como mayor peligro de sufrir enfermedades el futuro bebé, esta es una de ellas.
- Género. Otro dato interesante es la relación que se ha encontrado con el género pues se ha visto que ésta enfermedad tiene mayor incidencia sobre las mujeres a comparación de los hombres.
- Genética. Se ha comprobado que la dermatitis suele ser hereditaria aunque no siempre es así. Diversos estudios confirman que si uno de los dos padres la ha sufrido o sufre actualmente sus hijos tendrán un 14% de probabilidad de sufrirla, en cambio si tanto el padre como la madre han tenido esta enfermedad el porcentaje sube a un 33%.
A pesar de no ser una enfermedad mortal ni tampoco muy grave, es importante detectar sus síntomas al inicio para poder darle un tratamiento correcto al más pequeño de la casa.
En caso contrario estaríamos provocando otras enfermedades derivadas de la original, la dermatitis.

¿Cómo se manifiesta?
Para poder detectar claramente la enfermedad es importante conocer todos los síntomas que suelen aparecer durante los brotes, para de esta forma acudir de inmediato al pediatra y que él pueda evaluar la situación desde un punto de vista clínico.
Los síntomas son muy diversos pero los más significativos y que deberían encender nuestra alarma son los siguientes:
- Piel seca. Sin lugar a dudas, este sería uno de los síntomas por excelencia, ya que los niños, por lo general, suelen tener una dermis saludable y muy hidratada, de tal forma que si nuestro pequeño empieza a tener zonas muy resecas de forma constante podría estar indicando que algo no va bien.
- Irritación. Junto con la piel seca va de la mano la irritación, los eccemas son un claro síntoma de dermatitis, sobretodo cuando aparecen en zonas conflictivas como son los pliegues de los codos o rodillas aunque pueden presentarse en cualquier zona del cuerpo.
- Irritabilidad y malestar. El hecho de sufrir irritación y piel seca provoca que los bebés tengan una comezón insoportable, hecho que les hace tener una actitud muy irritable e inquieta. Además, al no ser tratada esta comezón, pueden llegar a hacerse heridas por el rascado conduciendo esto a un malestar en su día a día.
A diferencia de los bebés, los niños pueden comunicarnos que algo no va bien, por lo que es más sencillo para los padres detectar más fácilmente cualquier anomalía en su pequeño.
En el caso de los bebés el problema se ve incrementado pues no tienen forma alguna de comunicarnos lo que les pasa.
Tratamientos efectivos
Respecto a los tratamientos, el primer paso que cualquier padre debe dar ante una sospecha de estas características es acudir al pediatra, sólo de esta forma tendrán una evaluación correcta.
El médico del niño será el que nos dará las pautas a seguir frente a los eccemas así como los remedios caseros o tratamientos si estos fueran necesarios.

Cremas específicas
Las cremas para pieles atópicas son un gran aliado para reducir los síntomas y retrasar los posibles brotes.
Hay que tener en cuenta que no sirve cualquier crema, de hecho hay que tener cuidado con la elección de la misma, pues debe ser específicamente para dermatitis atópica.
Además, se debe evitar que lleven compuestos dañinos, como son fragancias, parabenos y demás.
Un compuesto que puede ser muy interesante a la hora de elegir una crema es la microplata, la cual es realmente efectiva en el tratamiento de zonas muy secas e incluso descamadas, motivo por el cual se suele recomendar su uso en casos muy severos.
Pero sin duda, la que más recomendamos y mejor resultados nos ha dado es la crema de Akento Cosmetics, especialmente indicada para estas pieles atópicas ¡y también para bebés!
Corticoides
Entre los distintos tratamientos que suelen recetar se encuentran los corticoides o corticosteroides. Estos medicamentos son un tipo de hormonas del grupo esteroides que se emplean para tratar muchas afecciones, entre ellas las alergias y la dermatitis.
No debemos confundir estos esteroides con los anabólicos, pues estos vienen en formato de crema. Son un tipo de ungüento que requieren receta y son realmente útiles para calmar la piel, en muchas ocasiones es el único tratamiento que puede llegar a aportar algo de alivio al niño.
Es muy importante seguir las indicaciones que da el médico para su aplicación, ya que se trata de una crema muy potente, la cual puede provocar efectos colaterales si se aplica en cantidades superiores a las recomendadas.
Inmunomoduladores tópicos “ITM”
Este medicamento, a diferencia de los corticoides, no contienen esteroides. No obstante, su función concreta es la de reducir la inflamación, y por consiguiente, evitar la aparición del enrojecimiento y la temida picazón.
A pesar de no contener esteroides, deben ser usados con precaución y según las indicaciones del pediatra, ya que pueden provocar una alteración en el sistema inmune donde se están aplicando.
Antibióticos
Los antibióticos no son como tal un remedio para la dermatitis, pero suelen recetarse en conjunto con los clásicos cuando el paciente presenta posibles infecciones en zonas donde se ha rascado previamente.
¿Qué puede desencadenar un brote?
Cada persona es un mundo, por lo que los factores desencadenantes pueden ser distintos de un niño a otro.
Un claro ejemplo es el clima. Hay niños con esta condición que sufren mucho con temperaturas altas que les provoca sudar en exceso y, por el contrario, hay otros niños que tienden a padecer los brotes durante las épocas más frías del año y no en verano.
En cualquier caso, podemos decir que hay una serie de factores que suelen coincidir en la gran mayoría de los casos, tan sólo hay que fijarse en el niño para advertir cuál de los siguientes factores es el que le afecta directamente.
Los alérgenos
Se ha demostrado que hay una clara relación entre la dermatitis, el asma y la fiebre del heno, la cual es una respuesta al polen por parte de nuestro sistema inmunológico.
Por este motivo es muy interesante hacerle pruebas a nuestro pequeño para descartar cualquier tipo de alergia que pueda sufrir, ya sea al polen, a algún alimento o incluso a los animales, para de esta forma evitar que esta situación puede desembocar en eccema de forma recurrente.
El clima extremo
Como se ha comentado antes, el clima juega un papel muy importante en la aparición de los temidos brotes. El punto es detectar si a tu niño le afecta el frío o el calor, pues la solución será distinta en ambos casos.
Por regla general, el calor suele ser el que más problemas da, ya que esto implica una mayor probabilidad de que nuestro pequeño termine sudando al realizar actividades cotidianas.
El sudor suele ser el gran enemigo, pues es el que provoca la comezón insoportable que les impide estar tranquilos.
La piel seca
Es uno de los primeros síntomas que suelen aparecer, pero cuando la enfermedad ya se ha detectado, pasa a ser un desencadenante de picores y heridas.
Por lo tanto, es imprescindible mantener la piel del infante bien hidratada, evitando de esta forma en medida de lo posible que aparezca la comezón, inflamación e irritación.
Los irritantes
Dado que estamos ante una piel muy sensible, cualquier agente externo que en condiciones normales es inofensivo puede ser dañino.
Entre los irritantes más habituales podemos encontrar jabones y lociones que no son adecuadas para el eccema atópico, ropa sintética que provoca una reacción alérgica o ropa muy ajustada que dificulta la transpiración.
Incluso lavar la ropa con determinados detergentes con un fuerte aroma puede provocar la aparición de brotes, a causa de las fragancias y demás ingredientes del propio detergente.

El estrés
¿Pensabas que el estrés era sólo cosa de adultos? Los niños, aunque pueda parecer algo increíble, también sufren de estrés, y les afecta muy seriamente como a los adultos.
En este caso, el estrés suele ser más bien de tipo emocional que puede venir de enfados, frustraciones y el miedo, sentimientos muy habituales en esta etapa de la vida.
Esta condición de ansiedad que pueden llegar a sufrir los niños tiene repercusiones directas sobre la dermatitis, provocando que su piel reacciona mediante una fuerte comezón.
Ante estas situaciones, poco se puede hacer como padres. En muchas ocasiones estos sentimientos vendrán a causa de un castigo o enfado por no dejarles hacer alguna actividad concreta.
Lo único que está en las manos de los progenitores es detectar estos momentos de ansiedad, e intentar manejarlos para que el niño no llegue a niveles muy altos de estrés.
Cuidado diario
El cuidado diario y la higiene corporal van a ser dos pilares clave para mantener a raya los síntomas de esta enfermedad.
Los niños son por naturaleza pequeños exploradores que tocarán todo lo que se cruce por su camino, por este motivo es muy importante mantener, en medida de lo posible, las uñas limpias y sobretodo cortas, evitando que al rascarse puedan hacerse heridas y contaminarlas por la suciedad que se haya acumulado en las uñas.
Respecto a la ducha hay que realizar unos pequeños cambios e incorporar varias pautas:
- Regular la temperatura de la ducha para que sea agradable, entorno a los 32º sería una temperatura óptima
- Usar siempre jabón para piel atópica
- No usar esponja ya que estaríamos irritando la piel del niño
- Secar e hidratar a conciencia tras cualquier ducha. La toalla empleada debe ser suave y no debemos frotar la piel
Otros trucos que se pueden seguir para mejorar la situación son:
- Mantener las cremas en el frigorífico para casos de brotes pues a bajas temperaturas aportan un alivio mayor
- Mantener la casa y la habitación del pequeño aireadas y libre de humedad
- Vestir al niño con ropa de algodón en su mayoría, evitando siempre las texturas rugosas y las telas del tipo nylon o lana.
- Al comprar una prenda es aconsejable lavarla antes de su uso, de esta forma estaremos eliminando cualquier producto que pueda ser dañino
En caso de vivir cerca del mar una opción muy recomendable que aliviará los síntomas del niño es llevarlo a la playa para que se bañe en agua salada. El agua salada es muy buena gracias a sus propiedades antisépticas y antibacterianas.
Obviamente, en el caso de darse un baño en el mar siempre tendremos que estar atentos de secarlo correctamente una vez sale del agua, además debemos evitar las horas más fuertes de sol.
¿Mi hijo debe cambiar su dieta para mejorar la dermatitis?
En un principio, la dieta del niño no debe alterarse al ser diagnosticado con eccema. No obstante, hay determinados alimentos que pueden ayudar a mejorar la calidad de la piel por sus nutrientes.
Entre los alimentos más indicados estarían los que tienen un gran contenido en omega 3, por lo que sería una buena idea incorporar en la dieta de dos a tres comidas a la semana que contengan pescado como el salmón o el atún.
Otro grupo de alimentos que no deben olvidarse son los que contienen grandes cantidades de vitaminas A, C y D.
Prácticamente todas las verduras y frutas tienen unos niveles más que suficientes de estas vitaminas, por lo que no debemos obsesionarnos con incorporar determinados ingredientes por ser más ricos en esto o lo otro.
Tampoco hay que caer en el error de suplementar al niño con vitaminas en pastillas, pues con una alimentación sana y equilibrada es más que suficiente.
En resumidas cuentas, cuando detectes que tu hijo puede estar sufriendo de dermatitis, lo primero que debes hacer es acudir a su médico para que evalúe la situación, el mismo te indicará los pasos a seguir y cómo debes actuar ante las situaciones de alarma.
No debes sucumbir al miedo, recuerda que es algo leve que puede tratarse fácilmente sin que llegue a dar problemas mayores.
Además, la gran mayoría de niños superan la atopía conforme crecen, por lo que no debemos darle más importancia de la que tiene, lo necesario es aportar los cuidados que necesiten en los momentos críticos.
Finalmente, ten en cuenta que la piel atópica no le hará un daño irreversible ni es contagioso; por lo tanto, intenta que los cuidados y tratamientos no sean algo que recuerde con miedo, sino que lo vea como algo normal, y sea libre de disfrutar jugando con el resto de niños sin temor a sufrir alguna herida.
¿Qué es lo que piensas?