Una tecnología utilizada por los profesionales de la odontología y que ahora podemos utilizar nosotros, desde casa y con total comodidad. La impulsión de chorros de agua a presión sobre la superficie de los dientes, proporciona instantáneamente una sensación de frescor y limpieza, muy parecida a la que sentimos cuando salimos del dentista.
Ahora llega la duda, si son chorros de agua a presión, ¿es recomendable su utilización frecuente?. Ésta y otras dudas vamos a resolverlas a continuación.
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Frecuencia de Uso
Según la Fundación Dental Española, una correcta higiene bucal implica un cepillado con cepillo manual o eléctrico, la utilización de hilo dental y la de un colutorio o enjuague bucal posterior. El cepillado de los dientes es fundamental después de cada comida, así podemos retirar los restos que hayan quedado y evitar la formación de placa en los dientes.
La Asociación Dental Americana ha llegado a decir que la utilización del hilo dental es un “hábito esencial”, para la limpieza y el cuidado bucal. Los restos de alimentos provoca a los 20 minutos de haber ingerido, la acumulación de bacterias, que con el tiempo se traducen en mal olor, caries y lo que es peor, enfermedades periodontales.
La recomendación es su utilización después de cada comida. No obstante, un mal uso del hilo dental puede provocar más daños que beneficios, llegando incluso a la aparición de llagas o heridas.
La irrigación bucal es un buen sustituto al hilo dental, mediante pulsos de agua a presión, consigue penetrar entre los dientes arrastrando los restos de comida y de placa que pueda quedar bajo las encías y entre los dientes.
Si estás pensando en comprar un irrigador bucal y desconoces su funcionamiento, te recomendamos leer el siguiente artículo Cómo usar el irrigador Waterpik,
El irrigador bucal primero o el cepillo dental
Realmente el orden no es lo importante, se puede cepillar previamente los dientes con un cepillo manual o eléctrico y después pasar el irrigador por los lugares por los que no ha podido llegar bien el cepillo.
Una de las ventajas del irrigador bucal es que la presión del agua puede desincrustar restos más grandes de placa bacteriana, incluso la que se esconde bajo la línea de las encías. Si lo utilizamos primero, nos aseguramos que todos esos restos ya han sido arrastrados. Al cepillo de dientes sólo le quedará terminar el proceso de limpieza y dejar un agradable sabor.
Cuando se utiliza por primera vez, te das cuenta de lo que significa una limpieza en profundidad, podrás comprobar la cantidad de restos que se irán desprendiendo según pases el irrigador por la cavidad bucal, algo que sin duda te sorprenderá.
Usarlo mejor por la noche
Debemos utilizar el irrigador bucal cuando más necesario puede ser. A lo largo del día los restos de alimentos se van acumulando en nuestra boca, la placa comienza a adherirse y a pesar del cepillado, como hemos visto, estos restos no desaparecen.
El momento adecuado para utilizarlo es por la noche, antes de irnos a acostar. La noche es el espacio de tiempo más largo en el que no ingerimos nada y debemos prestar especial atención a la limpieza nocturna.
Después de pasar toda la noche, te levantarás con tu boca en perfectas condiciones para comenzar el día. Este es sólo un consejo, que me he permitido, pero lo realmente importante es que lo utilices una vez al día, el momento es cuestión de gustos.
¿Necesito un enjuague bucal también?
Como ya hemos comentado, el irrigador es una forma efectiva, rápida e indolora de acabar con los restos de comida y placa que los cepillos no pueden quitar. Pero como aconseja la Fundación Dental Española, para realizar una limpieza bucal perfecta, es necesario, cepillarse bien los dientes, utilizar hilo dental/irrigador bucal y un enjuague bucal.
Por lo tanto, no es obligatorio, pero si recomendable para una limpieza total. Normalmente el enjuague bucal es el remate final de la limpieza bucal, si lleva fluoruro, además nos protegerá de la aparición de caries, además de dejarnos un aliento muy fresco.
Los irrigadores bucales, como hemos dicho, pulsa agua a presión, si lo que introducimos en el depósito es agua. Esta misma limpieza la podemos realizar e incluso mejorar si después del cepillado introducimos en el depósito, el enjuague bucal que habitualmente utilizamos, eso sí, diluido en agua para que sea más efectivo.
De esta manera podemos realizar ambos pasos en uno, dejando la misma sensación fresca en la boca y con la certeza de haber realizado una buena limpieza bucal.
Si quieres saber más sobre los irrigadores bucales, te invitamos a que pinches en el siguiente enlace:
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