La piel atópica en bebés es una alteración muy frecuente. De hecho, afecta a un 20% de los niños. En esta ocasión te revelamos sus síntomas, causas y tratamiento.
Este tipo de alteración consiste en una enfermedad crónica. La piel no es capaz de realizar correctamente su función de protección frente al exterior, por ello, se vuelve más frágil y permeable a sustancias irritantes.
A pesar de que puede afectar también a personas adultas, en el caso de los niños se presenta con mayores probabilidades y el riesgo de que se genere una infección también resulta más elevado.
Los padres han de ser conscientes de que se producirán diferentes etapas de brotes. Habrá momentos en los que los eccemas mejoren y otros en los que se agraven. Lo ideal es llevar unas medidas correctas de hidratación así como otras pautas básicas que veremos a lo largo de este artículo.
Índice del artículo
¿En qué consiste la dermatitis atópica?
Este tipo de dermatitis, popularmente denominado “eccema”, es una enfermedad crónica que provoca los siguientes síntomas: irritación, picor, descamaciones, sequedad, inflamación y deshidratación.
En el caso del picor, a veces es tan fuerte que los niños ni siquiera pueden dormir. Debemos ser muy precavidos e intentar que no se rasquen la zona, ya que podrían hacerse heridas o sangrado. Además, aquí tienes algunos consejos para aliviarlo.
Suele aparecer a partir de los dos meses de vida. Lo normal es que desaparezca antes de que el niño cumpla el año, pero en ocasiones se extiende hasta llegar incluso a los 7 u 8 años de edad.
¿La piel de un bebé es igual que la de un adulto?
La piel de los bebés no es igual que la de los adultos. A pesar de que cuenta con una estructura similar, presenta algunas diferencias:
- Es un 30% más fina. Esto hace que sea también más sensible y delicada.
- Su barrera protectora es más débil, por lo que es más vulnerable.
- A partir de los dos meses aproximadamente la dermis se vuelve más pobre en ácidos grasos.
- Los productos penetran con mayor intensidad. Debemos ser muy cuidadosos con las cremas y lociones que aplicamos sobre el cuerpo de nuestro bebé. Aquí tienes las mejores opciones del mercado.
- Presentan una mayor sensibilidad a los cambios de temperaturas.
Causas
La principal causa es la predisposición genética. Si los padres son susceptibles a enfermedades atópicas es más probable que el bebé la desarrolle. También puede producirse por factores ambientales o incluso por el tipo de alimentación.
La situación se agrava aún más con el exceso de sudor. Por ello es muy importante poner ropa fresca y transpirable.
Actualmente, los hábitos de vida han cambiado. Los expertos señalan que una higiene excesiva en los niños puede provocar esta situación. El uso de jabones con perfumes o químicos resulta altamente contraproducente.
Las viviendas mal ventiladas, el humo del tabaco y los ácaros como el polvo son otros responsables de la aparición de eccemas.
Esta alteración puede producir algunos desencadenantes en el futuro. Por ejemplo, aquellos niños que han sufrido dermatitis durante los primeros meses de vida tienen tendencia a desarrollar una alergia a las proteínas de la leche de la vaca.
Dónde aparecen
Las zonas más comunes en las que los eccemas aparecen en los bebés son:
- Pliegues de los brazos.
- Por la zona de detrás de las rodillas.
- En la cara, alrededor de los labios y en los párpados.
- En el cuero cabelludo.
- Por la zona de los glúteos.
¿Cómo saber si tu hijo tiene piel atópica?
Para reconocer esta enfermedad en un niño basta con observar su piel y detectar zonas demasiado secas e incluso escamadas. A veces, también aparecen manchas rojas e inflamación.
El niño, como consecuencia de estos síntomas, se rascará en exceso, llorará con frecuencia y tendrá problemas para conciliar el sueño.
Si tenemos la sospecha de que nuestro hijo sufre esta alteración, debemos acudir al médico para que analice la situación y en caso afirmativo nos mande un tratamiento adecuado.
¿Cómo podemos tratar esta enfermedad?
Los medicamentos y tratamientos logran aliviar los síntomas de esta alteración durante los brotes más complicados, pero no sirven para curarla.
Normalmente, se emplean los siguientes:
- Corticoides. Sirve como antiinflamatorio. Se utiliza en pomadas, aunque a veces el médico puede recetar un corticoides por vía oral como indica este estudio. Es de vital importancia que se aplique siempre en la dosis recomendadas por el pediatra.
- Cremas hidratantes o emolientes. Ayudarán a hidratar la zona afectada evitando la sequedad y descamaciones. Esta de Akento Cosmetics es nuestra crema recomendada.
- Antihistamínico. Se receta para aliviar el picor.
- Remedios caseros como estos que te indicamos aquí.
Consejos para cuidar la dermatitis atópica
Si tu bebé sufre esta afección, deberás llevar a cabo una serie de cuidados para evitar que la situación se agrave aún más:
- Los baños han de realizarse con agua tibia y no deben ser muy prolongados. Como hemos mencionado anteriormente, una higiene excesiva empeoraría los síntomas.
- Utiliza jabones y champús suaves. No deben contener detergentes y el pH ha de ser un tanto ácido. El uso de sustancias químicas poco respetuosas provocan graves consecuencias sobre la piel de un bebé.
- Tras bañar al niño, debemos secarlo con cuidado. No frotes la zona afectada en exceso.
- Aplica alguna crema o pomada que hidrate y combata la sequedad. Estos productos aportan agua y los lípidos adecuados.
- Si el picor es muy intenso, lo ideal es utilizar productos prescritos por el médico que ayuden a calmarlo. El niño puede rascarse en exceso e irritar más la zona.
- Mantén sus uñas cortas para que no se haga heridas.
- Protégelo de los rayos ultravioletas. El sol resulta muy peligroso en estos casos.
- En verano puedes tomar baños en el mar con tu hijo. El agua del mar mejora notablemente el estado de la piel.
- Ponle ropa de algodón, ya que provoca un menor número de irritaciones y transpira correctamente. No se recomienda el uso de nylon o de lana.
- Evita que pase tiempo en zonas de ácaros o polvo. Ten cuidado con los peluches u otros juguetes.
- Intenta que el niño no pase frío pero que tampoco llegue a sudar. La temperatura ha de ser intermedia.
Conclusión
Como has podido comprobar, la piel atópica es una alteración que se da con bastante frecuencia, especialmente a partir de los dos meses.
A pesar de que su principal causa se debe a la genética, también influyen otros factores como la higiene, los ácaros, productos cosméticos que se aplican, la ropa que se utiliza, la exposición a ácaros como el polvo doméstico, etc.
Si notas que tu hijo se rasca más de lo normal, que no duerme correctamente o tiene zonas rojas e inflamadas, te recomendamos que acudas al pediatra para comprobar si sufre de dermatitis.
El médico será quien establezca un tratamiento adecuado para la piel atópica de tu bebé, y no olvides prestar atención a las recomendaciones que te hemos proporcionado.
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