La limpieza facial diaria puede variar según la persona, pues hay quienes apenas lo hacen de vez en cuando, otras una vez al día y hay las que inclusive más de dos veces ¿cuál es la correcta?
Según los expertos, es importante hacerlo dos veces al día, una por la mañana y otra por la noche.
Y seguro qué te preguntarás ¿por qué dos y no una, ni tres?
La respuesta no tiene secretos: al levantarnos, debemos retirar de la piel los desechos que han salido a flote a raíz de la renovación celular nocturna, es decir, las células muertas e impurezas, a la par que eliminamos los restos de producto de la noche anterior y activamos la circulación sanguínea.
Antes de acostarnos, con la limpieza facial liquidamos el maquillaje, la suciedad que se ha ido acumulando durante toda la jornada (contaminación del ambiente, bacterias, grasa sobrante, etc.) así como los residuos de cualquier cosmético que hayamos aplicado.
Si excedemos las limpiezas, nos arriesgamos a que el manto protector de la piel se esfume, deshidratándola y por contrapartida, si limpiamos el rostro menos, los poros se taponarán, dando lugar a un mal aspecto, puntos negros, espinillas y otras afecciones similares.
Por lo tanto, ha quedado claro que lo ideal es hacerlo una vez por la mañana y otra por la noche.
Sin embargo, no todo se limita ahí, también debemos tener en cuenta otros aspectos para que la limpieza diaria facial sea todo un éxito.
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¿Cómo ha de ser una óptima limpieza facial diaria?
Ahora que ya sabes que hay que limpiar la tez dos veces al día, podrás presumir de un rostro reluciente, fresco, joven y envidiable.
No obstante, ¿qué ocurre si aún siguiendo la limpieza de forma correcta no terminamos de conseguirlo?
Hay varios factores que pueden acarrear que tu dermis facial no luzca con una buena apariencia, como limpiarla demasiado o no lo suficiente, que tus hábitos diarios no favorezcan del todo a tu piel o qué el limpiador que utilizas no sea el apropiado para tu condición dérmica.
Aunque no te apures, hemos resulto el problema.
¿Estás completamente segura de no tener fallos en tus rutinas de limpieza?
Si deseas un rostro impoluto y que la limpieza facial diaria sea efectiva, primero debes conocer los errores más habituales que muchas personas cometen.
Puede que descubras que, en efecto, hay algo que no haces del todo bien y por eso tu piel no luce perfecta.
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Algunos aspectos para tener en cuenta
La cara es una parte de nuestro cuerpo muy importante, ya que es nuestra carta de presentación y lo primero que mostramos a los demás.
Si tu limpieza facial diaria no es del todo efectiva, puede que estés cometiendo ciertos errores sin saberlo:
Usa un producto adecuado
¿Y cuál es el limpiador idóneo? Todo depende de tu tipo de piel, pero aquí tienes nuestras recomendaciones para limpiar tu cara. Y si eres hombre, estos productos te irán mejor.
Un producto inadecuado puede comportarte problemas dérmicos, así que el primer paso que debes tener en cuenta es conocer que condición posees.
Los aceites y las leches limpiadoras tienden a ir mejor con las pieles secas, que requieren un plus de nutrición e hidratación.
Y los geles y las espumas suelen funcionar de maravillas en las pieles grasas y mixtas, con tendencia al acné y a producir más grasa de la cuenta.
¿Qué hacemos con las pieles sensibles, proclives a las alergias y a reacciones? Muy fácil, en este caso (y sirve para cualquier otra condición cutánea) su mejor aliado será el agua micelar.
Presta atención a tus manos
¡Tus manos! Sí, tus manos.
Es primordial que antes de las limpiezas faciales, laves tus manos.
Así evitarás traspasar suciedad y bacterias que se han ido amontonando durante lo largo de la jornada al cutis.
¿Cómo? Parece un poco tonta la pregunta, pero lo mejor es hacerlo bajo el grifo con agua y jabón.
Los geles hidroalcohólicos están bien si estamos fuera de casa, pero en la comodidad de nuestro baño, podemos hacerlo en la pica, antes de llevar a cabo la rutina de higiene de la tez.
Atenta: Descubre qué es la doble limpieza facial y todos sus beneficios
No frotes demasiado
Evita frotar con demasiada fuerza la piel del cutis, si no quieres que se irrite, especialmente si tu cara tiende a padecer de reacciones.
Al exfoliar la dermis, es común presionar un poco de más, pero la limpieza diaria ha de ser más suave.
Hay que tener cuidado para no provocar rojeces o favorecer el exceso de sebo en el tejido cutáneo.
Si tu limpiador no suprime el maquillaje, lo mejor es utilizar un desmaquillante primero, que retire el pigmento más resistente y después complementar con el producto de higiene.
Los especialistas aconsejan empezar desmaquillando los ojos y los labios, y en caso de necesitarlo, hay cosméticos desmaquillantes exclusivos para estas dos partes.
Y lo mismo a la hora de secarla, hay que hacerlo suavemente, con toquecitos suaves y sin frotar.
Vigila con el agua
La temperatura del agua con la que nos enjuaguemos es esencial.
El agua caliente está desaconsejada, ya que reseca, irrita y enrojece la piel.
Lo ideal es hacerlo con agua atemperada, o lo que es lo mismo, agua templada, ni demasiado caliente, ni demasiado fría.
Asimismo, procura aclarar lo suficiente, con abundante cantidad si es necesario, para eliminar los restos del limpiador facial.
Hay productos que cuestan más de retirar que otros, si no se terminan de ir de la piel, lucirá deshidratada y los poros se obstruirán, creciendo el riesgo de afecciones indeseadas.
Un consejo: Aprende a hacer un limpiador facial casero con estos tips
Destierra las toallitas para eliminar el maquillaje
La comodidad y la rapidez que nos brindan las toallitas es genial, lo sabemos, pero has de saber que únicamente limpian parcialmente y que están elaboradas con un alto contenido de químicos.
Lo más recomendado es hacerlo siempre con un limpiador facial apropiado y dejar las toallitas para casos excepcionales u emergencias.
Utiliza un tónico
El último paso de la rutina de limpieza facial diaria es tonificar la dermis para prepararla, y que así reciba mejor los activos que aplicaremos posteriormente (serums, cremas, etc.) y sean más eficaces.
Otro motivo de emplear un tónico es porque equilibra el pH de la dermis que ha podido quedar desestabilizado al limpiarla.
También se encarga de cerrar los poros y eliminar los posibles restos de suciedad o maquillaje que el limpiador haya dejado (y que no se aprecian a simple vista)
Su aplicación no tiene complicaciones, basta con pasarlo por todo el rostro, el cuello y el escote con las mismas manos o con unos discos de algodón.
Esperamos haber resuelto tus dudas en cuánto a la limpieza facial diaria, ya no tienes excusas para no limpiar tu rostro y que esté siempre impoluto.
¿Qué es lo que piensas?