Si has llegado hasta aquí es porque te gusta idear tus propios cosméticos en casa. Y en efecto, estás en el sitio perfecto, te voy a enseñar a preparar un aceite corporal casero, totalmente natural.
El aceite para el cuerpo es genial a la hora de proporcionar hidratación y nutrición, especialmente a las pieles más secas, pero no es exclusivo de dicha condición solamente.
Las pieles mixtas, normales o incluso las grasas, pueden gozar también de sus beneficios, por ejemplo, en las áreas más rugosas y ásperas, como pueden ser los codos, las rodillas y los talones.
Además de tratar ciertas afecciones, como las estrías, la celulitis, activar las defensas o brindar un masaje reconfortante.
Como puedes ver, un aceite corporal puede ayudarte en muchos aspectos y mejorar la calidad de tu piel.
Es por eso por lo que no solo voy a darte las pautas para preparar un solo aceite casero, sino para elaborar 3 distintos, cada uno apropiado para tratar ciertas necesidades concretas de la piel.
Lo bueno de estas recetas es que son muy sencillas y con ingredientes muy fáciles de hallar.
Y si al final no te quieres pringar las manos y un montón de cacharros, te dejo mi selección de los mejores aceites para mimar tu cuerpo.
¡Pongámonos manos a la obra!
Índice del artículo
1. Aceite hidratante casero con aloe vera

El aloe vera es exitoso por calmar, regenerar e hidratar, pero a la par, también ofrece una acción anti-manchas y antiirritantes muy notoria, entre otros beneficios importantes.
Para esta receta, lo primero que deberás hacer es obtener el gel puro del interior de las hojas de la planta, que podrás hacer fácilmente si tienes una en casa.
Recuerda desintoxicarlas antes de usar el glorioso jugo, puesto que hay que eliminar la sustancia tóxica que se halla en las hojas primero.
Para ello, solo debes sumergirlas e ir cambiando el agua cada 2 o 3 horas, hasta haber pasado un día entero y ya podrás extraer la sábila.
Si no tienes una planta de aloe vera, puedes comprar el gel en una tienda especializada, cerciorándote de que sea 100% puro para aprovechar sus propiedades al cien por cien.
Los demás activos que complementarán este aceite corporal casero hidratante serán una ramita de vainilla, una raíz de jengibre y como no, un poco de aceite de oliva virgen extra.
La elaboración no tiene complicaciones, basta con calentar una taza del aceite de oliva hasta alcanzar una temperatura media y entonces ir agregando progresivamente los demás ingredientes, mezclando con una cuchara de madera para que todos se integren en una sola sustancia.
Te será de utilizar, al igual que estos otros tips para hidratar la piel del cuerpo.
2. Aceite nutritivo de almendras

Como seguramente ya sabrás, el aceite de almendras es muy reconocido por doquier, gracias a sus excelentes propiedades suavizantes, nutritivas y antiestrías.
De hecho, es un activo natural ideal para tratar los codos o las rodillas más ásperas, resecas y escamosas, así como los codos.
Y si encima lo juntamos con la sublime esencia de lavanda, tendremos como resultado un producto con un aroma muy delicado y agradable, que posee poder regenerador y cicatrizante.
Siendo la mejor baza para tratar las grietas y heridas que se suelen formar en esas partes del cuerpo más castigadas, además de las manos.
Lo bueno de todo es que la receta es muy sencilla, pues solo deberás mezclar una taza de aceite de almendras puro (obtenido mediante presión en frío para una mayor eficacia) con 1 o 2 gotitas de esencia de lavanda.
3. Aceite relajante de lavanda casero

Y nuestra última receta también contiene lavanda, de hecho, es la protagonista, a raíz de su poder analgésico, que favorece el estado de ánimo, calmando los nervios.
Su protagonismo se debe, asimismo, a su poder como relajante muscular y cicatrizante de las heridas.
Por lo tanto, se trata de una buena opción a la hora de ofrecer masajes confortables y apaciguadores.
Sin embargo, no emplearemos esencia, a diferencia del aceite corporal casero anterior, sino las flores secas de la planta.
Dejaremos secar las flores bajo el sol, como mínimo unas 2 horas, evitando exponerlas a los rayos solares directamente.
Después, las machacaremos con un mortero, con cuidado de no triturarlas para que no pierdan su esencia.
Y a continuación, solo falta calentar 3 tazas de aceite de oliva virgen extra hasta que esté atemperado y añadir las flores secas, dejando que se cocine a fuego lento unas 3 horas.
Una vez pasado el tiempo, deja que se enfríe y retira los restos de los pétalos para obtener tu aceite relajante de lavanda.
¿Cuándo y cómo puedes usar el aceite corporal casero?
Si usas cremas para el cuerpo, también puedes usar aceites, puesto que ambos productos se complementan a la perfección a la hora de nutrir e hidratar la dermis.
Lo único que deberás tener en cuenta es la aplicación correcta del aceite corporal.
Es idóneo aplicarlo justo después de salir de la ducha con el cuerpo aún húmedo, para sellar la humedad en la dermis y que la hidratación no se evapore, perdurando por más tiempo.
Y no solo eso, sino que la aplicación será más cómoda porque el óleo se extenderá más fácilmente, teniendo en cuenta que siempre cuestan más de trabajar que las sustancias más cremosas.
Si lo esparcimos por todo el cuerpo (o por las zonas que nos interesan), podemos hacerlo mediante masajes circulares en dirección a las agujas del reloj y de manera ascendente, para promover el riego sanguíneo y el sistema linfático.
Una vez la piel lo haya absorbido completamente, estará lista y preparada para recibir los activos de los posteriores cosméticos que apliques, más eficazmente y rápido.
Notarás que los efectos se acentúan, por estar durante más tiempo en el tejido celular dérmico.
Si adoptas este ritual cada día, pronto podrás apreciar una dermis sana, suave, atractiva y, en definitiva, envidiable.
¿Lo conoces? Aceite seco: qué es, beneficios y cómo se usa
Consejos y contraindicaciones
Estos aceites corporales caseros son naturales, como has podido comprobar.
Sin embargo, no se escapan de posibles advertencias que hay que conocer.
Una de ellas es que deberás asegurarte de gastar la formulación antes de los 6 meses, porque no tienen conservantes y se desperdician enseguida.
Aunque lo mejor, es elaborar cantidades pequeñas y gastarlas en los próximos días.
Vemos los demás aspectos que hay que tener en cuenta:
- Esteriliza los utensilios siempre. Tanto antes, como después de preparar las recetas. Para ello, solo debes sumergirlos en agua hirviendo durante un minuto, siguiendo los mismos pasos del baño maría.
- Guarda la fórmula a buen recaudo. Lo más factible es conservar los aceites en un frasco de cristal opaco con cierre hermético, pero si no posees tarros oscuros, puedes preservarlos en un armario cerrado, alejado de la luz, que sea un lugar fresco y seco.
- No son aptos para el cutis. La dermis facial es más sensible y tiende a padecer más que la del cuerpo, así que no los emplees en el rostro, si no quieres que aparezcan afecciones indeseadas.
- Cuidado con la piel grasa en exceso. Si tu piel es proclive a generar más sebo de la cuenta, limítate a usarlo en exclusiva en áreas que de verdad lo necesiten, como puede ser las rodillas, los talones o los codos. De lo contrario, podría empeorar tu condición, al obstruir los poros y dar paso a las espinillas, puntos negros, etc.
- Realiza una prueba primero. Para evitar reacciones alérgicas que desconoces, siempre es esencial probar los aceites, aplicando una pequeña gota en la muñeca y si en 24-48 horas no ha habido ningún cambio, puedes usarlo en el resto del cuerpo sin peligro.
Como puedes ver, no es difícil fabricar tu propio aceite corporal casero en casa ¿te animas?
¿Qué es lo que piensas?